11. Dión: Sueño Interrumpido.

Se quedó callada unos segundos.

—No pasó nada que haga que alguien se sonroje— respondió con tono neutro.

—La llamaré entonces— dijo mientras sacaba su celular y marcaba el número de Sigrid. —Llamaremos a la abuelita Nana, ¿está bien?— dijo a Deliel con tono cariñoso.

La línea no la dejó en espera tanto tiempo, Sigrid respondió casi enseguida.

—Sigrid, hola, ¿Cómo sigue Desirée?— esperó respuesta. —Entiendo… Bueno, mientras se quede quieta y conectada al suero no podrá hacer nada más que recuperarse, estará bien— dijo segura. —Sí, te necesitamos, hemos puesto mal a Deliel y sería genial que vinieras para que te viera, no está a gusto con nosotras— dijo con tono apenado. —Sí, te podemos ver en la cocina— dijo volteando a ver a su hermana. —No, no hemos comido pero no tienes que preocuparte por eso, nos las podemos arreglar. Sí, gracias— colgó.

—Hasta que no estemos rechonchas no estará satisfecha— dijo sonriendo. —Bien, vamos a ver a la abuelita Nana, ¿qué te parece?— dijo a Deliel mientras se ponía de pie. —¿No quieres volver a ir subido en el lomo de Polaris? ¿Y si ahora vas sobre Alioth?— dijo acercándose al oso más grande y se inclinó ligeramente hacia él para ver si Deliel quería subirse.

—Eso es lo que me preocupa también. No siempre van a poder estar Desirée o Sigrid con él, ya se asusta mucho cuando no estamos las tres juntas y va a llorar un mar cuando tu te tengas que ir— lo acomodó de nuevo contra ella y lo abrazó para poder masajear su espalda mientras caminaba hacia la salida. —¿Puedes traerte ese libro?— preguntó a su hermana señalándole con la mirada hacia el libro que revisaba antes. —Se lo robaré a Arkadei.

—Tiene dos trabajos, seguir molesto o contentarse— dijo encogiéndose de hombros. —Si no quieres involucrarte puedo pedirles a cualquiera de los osos que lo cargue por mi— dijo como ofrecimiento.

Sin darse cuenta había dormitado algunos minutos estando en esa posición. Era ya muy tarde y aunque no era raro que pasara por desvelos, sí era de los pocos días que lograba agotarse tanto.

Abrió los ojos y volteó a ver la puerta que seguía sin cambio alguno, tampoco había escuchado los pasos de alguien acercarse al área. Miró a su esposo pero no le dijo nada ni con palabras ni con la mirada.

Se levantó para acercarse a la mesa donde se ponía a disposición dos cafeteras, una usada solo para calentar agua para usarla para hacer té. Y eso fue lo que se hizo.

En ese momento sintió su celular vibrar y sin fijarse bien quién era activó el altavoz.

—Sigrid, hola, ¿Cómo sigue Desirée?

Reconoció la voz de Ireza.

—No lo sé con certeza, está conectada al suero glucosado pero nos pidió que la dejáramos sola y así ha estado durante un rato— dijo mientras de un pequeño frasco tomaba la mezcla de hierbas y las introdujo en una pequeña esfera de metal con una cadena colando.

—Entiendo… Bueno, mientras se quede quieta y conectada al suero no podrá hacer nada más que recuperarse, estará bien.

Sonrió ante esa idea. Era verdad, por más mal que estuviera anímicamente su cuerpo se iba a recuperar igual gracias al suero.

—Gracias, ¿me necesitas para algo?— pregunto al tiempo que sumergía la esfera de metal en el agua caliente y esperaba unos segundos.

—Sí, te necesitamos, hemos puesto mal a Deliel y sería genial que vinieras para que te viera, no está a gusto con nosotras.

No le sorprendía. Lo que más quería Deliel era estar con Desiée siempre.

—Claro, iré enseguida. ¿Está bien que las encuentre en la cocina?— preguntó agregando ahora azúcar a su casi terminado té.

—Sí, te podemos ver en la cocina.

—¿Ya comieron algo? Se quedaron las pizzas casi completas en la cocina, ¿o quieren algo más?

—No, no hemos comido pero no tienes que preocuparte por eso, nos las podemos arreglar.

—Bueno, las veo en la cocina entonces— dijo segura.

—Sí, gracias.

La llamada se cortó y ella terminó de preparar su té.

—¿Qué moro esperabas? ¿Te da miedo que te atrapen robando?— dijo riendo antes de apoyar los labios en la coronilla de Deliel.

La siguió fuera de la oficina y esperó a que los osos salieran también antes de seguir caminando.

Volteó a verlo con reanudada molestia al escuchar la palabra "carajos".

—Sé que no sabes hablar sin decir maldiciones pero te pido que no me vuelvas a hablar así a mi mientras esté enojada contigo— dijo con tono serio, calmado y con voz suave pero no ocultaba su molestia.

—Claro— dijo incrédula y sonriendo burlona.

Empezó a caminar al lado de su hermana sin dejar de mecer a Deliel y darle besos de vez en cuando, aleatorios para que no se los esperara.

—¿Qué quieres saber primero?— dijo dispuesta a contarle lo que deseara saber. Se lo debía después de todo.

—Cuando estoy de malas quisiera que intentaras entenderme, y si no puedes, entonces no busques pelear conmigo, no quiero pelear contigo— dijo mirándolo a los ojos manteniendo su tono calmado pero serio.

—La principal razón fue su familia— dijo evitando mencionar al monstruo que no merecía ni ser mencionado. —Previo a eso discutimos por la misma razón. Pretende arreglar todo tan pronto como pueda y si no puede… Lo más seguro es que se exponga como auror y así desviar toda la atención hacia él, quiere proteger a su familia de esa forma.

Habló con tono neutro, tranquilo, evitando sonar afectada y así lograr que Deliel no se viera contagiado por sus emociones.

A punto estuvo de responder cuando escuchó a alguien llamar desde la puerta al pasillo.

Voleó a ver y se tensó. No pensó que Arkadei fuera a regresar tan pronto y el que les pidiera eso la alarmó. Volteó a ver a su marido como pidiéndole que le explicara si él sabía o entendía algo. Regresó la mirada a Arkadei y asintió mecánicamente para luego caminar hacia él y salir al pasillo.

—Se llevó una vacuna. Imagino que vivirá de ella— respondió de inmediato. —No sé, imagino que la razón de que Akadei lo dejara ir se debió a la discusión que tuvimos Dión y yo… Discusión es un eufemismo, fue más una pelea bastante fuerte….

Tardó algunos segundos en responder.

—Llegamos a un punto en el que desesperé a Dión y lo hice sentir atacado… yo también lo ataqué de cierta manera… Supongo que Akadei se dio cuenta de todo lo que pensó y sintió Dión acerca de mi…— dijo con tono apagado.

De sentirse aliviada por la salud de su hija, pasó a sentir un terror profundo ante lo último que dijo Arkadei. Intentó creer que se trataba de algo normal, algo que le pasa a todo el mundo, algo que es motivo de una gran alegría, algo que sabía que ambos deseaban, algo que su esposo y ella disfrutarían enormemente… Pero no era así.

No quería creer en sus palabras pero no tenía ninguna razón para pensar que los estaba engañando.

Negó con la cabeza dejando caer la vista.

¿De qué servía preguntar si estaba seguro de lo que decía? Por su puesto que estaba seguro, nadie más que él podía estar tan seguro.

Y aunque quería alegrarse no podía. No podía dejar de pensar y angustiarse por Arkadei y el futuro del bebé ya fuera que resultara ser un adalid o un auror. Y no pudo evitar pensar en lo que pasaría con Desirée si perdía a Arkadei.

Volvió a tomarse un tiempo para pensarlo.

—Creo que intentó asustarme— dijo no muy segura. —Estaba enfurecido y creo que peor se puso al ver que yo no respondía como él quería, intentó hacerme enojar y reaccionar con la misma intensidad que él en varias ocasiones pero no lo consiguió y terminó por dar media vuelta e irse.

Cambió de posición a Deliel para evitar que se cansara y siguió dándole besos sorpresa insistentemente.

—No sé qué tanto pudo saber y sentir Arkadei sobre Dión. Debió enterarse de más cosas que yo, por más que lo intenté no pude hacer que Dión me hablara más de él, lo único que pude saber fue que no está dispuesto a abrirse, al menos no conmigo.

—¿Y tu?— preguntó entonces. —Muy bien el bebé, muy bien Desirée pero, ¿y tu?— dijo evitando con todas sus fuerzas exasperarse. —¿Cuándo vas a entender que tu eres igual de importante? ¿Cuándo vas a entender que Desirée siempre te va a necesitar? ¿Crees que el bebé estará bien si tu le faltas?— dijo entre enojada, asustada y desesperada pero conteniéndose lo suficiente como para poder hablar en un aparente tono de calma.

Pensó un poco y en realidad no pudo encontrar una acción que la hubiera puesto en peligro a pesar de lo amenazante que Dión se había querido mostrar.

—Me sujetó fuerte e intentó besarme contra mi voluntad— dijo pensativa. —Supongo que quiso intimidarme con eso, quería que me asustara, no lo sé pero no lo logró, de ahí que se desesperara más, supongo.

—No me estás escuchando, ¿cierto?— dijo con evidente tono molesto. —¿En qué idioma tengo que hablar para que entiendas que sacrificarte no es la solución? Gastar toda tu energía vital es exactamente hacer que pase lo que nadie quiere— dijo con un tono más molesto que antes. —¿Quieres ayudar a Desiree y a tu bebé? Entonces evita tomar atajos y enfrenta todo JUNTO a ella como debe ser— dijo recalcando la palabra. —Sin trucos, sin engaños, sin sacrificios, sin cargarlo todo tu solo. Entiéndelo de una vez, Arkadei, vas a ser padre y ese bebé y la mujer que lo va a tener no sólo te necesitan ahora, te van a necesitar siempre. Tu apoyo principal para salir adelante es Desirée, son un equipo, no eres tu solo.

Sonrió al sentir a su hermana junto a ella. Sentía menor peso encima al haber hablado con ella pero aun así seguía asustada y preocupada por Dión.

—No me lastimó, Sladya, y no es capaz de lastimarme— dijo segura. —No es su culpa reaccionar como lo hace… Todo lo que ha vivido y lo que carga… Cree que está solo en el mundo y que si se abre lo dañarán… Está muy herido… Quiere superar lo que lo hunde pero no puede, no se lo permite…