11. Dión: Sueño Interrumpido.

Se quedó callada unos segundos.

—No pasó nada que haga que alguien se sonroje— respondió con tono neutro.

—Es… es Dión, la situación de Dión mejor dicho…— dijo insegura. —Es más complicado de lo que creíamos y va para peor… Solo es eso, estoy bien…

Se esforzó por encontrar la razón de la llamada hasta que dio con ella:

—¿Quieres cenar pizza? Para eso te llamaba…— dijo ahora sintiéndose peor de tonta al pensar en algo así cuando recién se enteraba de las condiciones de Dión.

Lo primero que hizo fue buscarlo en la oficina, llamó a la puerta y después de no recibir respuesta la abrió, se asomó y al ver que no estaba, la cerró y fue a buscarlo en los salones cercanos sin obtener resultado.

No se sentía tan bien como para ir de un lado a otro buscándolo pero tampoco podría seguir quieta habiendo tanas cosas que necesitaba hablar con él.

Algo no andaba bien y eso lo sabía, lo sentía.

Mientras recorría el pasillo que llevaba a su oficina fue que pudo ver, más adelante, la silueta que había estado buscando. Se dirigió hacia él directamente apresurando sus pasos.

Volteó a ver a su hermana y sonriéndole con suavidad, asintió. Se sentó en donde antes había estado Desirée y sentó a Deliel frente a ella.

No podía dejar de pensar en Dión y tenía la seguridad de que lo próximo que sabría de él sería la noticia donde pintaban al monstruo que tiene por madre como la asesina que logró lo que deseaba o por otros medios se enteraría de que fue capturado por el departamento de control o los recolectores, o se sabría de algún modo que sucumbió ante su factor. Fuera lo que fuera no existía un posible buen escenario.

—¿Me darás pizza para cenar, guapo? Hace hambre pero te puedo comer a ti mejor— siguió jugando con Deliel y ahora le hacía cosquillas en la pancita.

—Avísame cuando llegues, Deliel está en la cocina, ¿estaría bien que cenáramos en el jardín aquí?— preguntó aun sintiéndose insegura.

Sintió en su tono una hostilidad contenida y eso le extrañó pero no la intimidó.

—A mi nada, ¿Qué te ocurre a ti?— reviró la pregunta.

Su aspecto no era diferente, usaba las gafas que tanto odiaba por no dejarla ver sus ojos y no la dejaban ver tampoco su semblante, no, era su aura, su energía la que sentía diferente. Lo sentía lejano, muy lejano…

Sonrió en respuesta. Sin ser la intención había encontrado en su voz y sus palabras la estabilidad que había perdido.

—¿Y por qué tendría que mandarte un beso si no te has portado bien? A mi me dijeron que estarías en casa y en lugar de eso andas allá quién sabe donde— dijo como en reclamo pero dado que sonreía no sonaba tan severa como quería.

La forma en que de pronto empezó a buscar no podía deberse a nada más que a la ausencia de Desirée y Sigrid. Lo que le extrañaba era que llorara casi de inmediato, antes no lo había hecho.

—Está bien, ángel, ellas regresarán pronto, no hay por qué llorar— dijo con voz tranquilizadora mientras lo abrazaba y frotaba su espalda. —Sería bueno, así en lugar de extrañar a dos sería solo una— respondió ahora poniéndose de pié para cargar a Deliel y mecerlo. —¿Por qué ha estado muy sensible? ¿Qué pasó?— preguntó miranda a su hermana.

De no haber quedado completamente perpleja y desconcertada le habría correspondido con la misma fuerza pero estaba tan confundida que lo primero que pensó fue que quería distraerla para no abordarlo con todo lo que tenía que preguntarle.

Se separó de él clavando sus dedos en el brazo que la sujetaba del cuello y en su hombro.

—¿Qué tienes?— exigió saber agitada. —Me hablas y tratas así ¿y quieres que crea que no tienes nada?— reclamó sin separarse más, clavando las uñas en su ropa intentando así evitar que se alejara de ella de nuevo.

—Pero sabes dónde ando y que regresaré. Yo en cambio nunca sé a dónde vas y cuándo vas a regresar— le reviró sonriendo. —A ver, devuélveme esa— lo reto riendo un poco.

—¿Una pantera?— preguntó extrañada.

Pensó enseguida que quizás había usado los poderes de Deliel para crearlo pero si era así entonces Deliel no debió haberse asustado tanto, si era como el leopardo que le obsequió, debía ser una criatura inofensiva.

Dado todo lo que había pasado hasta ahora no había querido que Bellux apareciera, temía que con tanta energía negativa terminara por desaparecer, por ello había preferido que se mantuviera en un estado "inactivo" alimentándose de energía positiva cuando la hubiera.

Pero necesitaba ver la reacción de Deliel ante él y preguntarle a Sladya si la pantera de su hermano era similar y se sentía similar en esencia al leopardo.

Acogiendo a Deliel contra ella en caso de que se asustara, se apartó de la barra para caminar hacia el ventanal donde había más espacio.

—Sladya, ven por favor— le pidió para que acompañara también a Deliel. —Quiero que vean algo— les dijo a ambos y besó la frente del bebé.

Frunció el ceño y no dijo más pero lo jaló con ella sujetándolo de la mano con fuerza y lo guio hacia la oficina. No soportaba esos lentes y no hablaría con el a medio pasillo.

—Ajam, ¿y quién le dijo a usté que me trae de un ala? Ahí sígale de payaso pa´que vea que tan bien le funcionan sus truquitos— le dijo a modo de reto y con malicia.

Vio a Sladya asomarse y llamarla. Le respondió con una señal que decía "enseguida voy".

Limpió las lagrimitas de Deliel y sujetó su manita para que no la mordiera.

—Ángel, no hay por qué llorar, no pasará nada malo— le dijo con voz suave mientras ella misma bloqueaba toda emoción negativa y se preparaba para ayudar a su compañero a hacerse presente. —Quiero que conozcan a Bellux, es el obsequio que me diste tu, guapo, para que me protegiera— le dijo con carió. —Mira ahí, ángel— señaló hacia el suelo a un par de metros más adelante.

En ese lugar, y sentado con una pose elegante pero relajada, apareció Bellux con la cola envolviendo sus patas y mirándolos con atención.

Estando en la oficina lo liberó y se fue sobre la lámpara del escritorio y abrió la puerta del baño del que también encendió la luz, entonces regresó y apagó todos los demás focos. Estando su pareja en un área con casi nada de iluminación, le quitó las gafas y clavó de inmediato sus ojos sobre los de él.

—No tengo nada además de una baja de azúcar— le dijo con tono serio. —Ahora explícame qué te ocurre— volvió a exigir.

Asintió.

—Claro, pueden tocarlo— dijo viendo a su compañero y sonriendo al poder notarlo entero y bien.

El leopardo se acercó a Sladya con paso lento pero fluido, la miró primero curioso y luego la rodeó caminando por detrás de ella y se sentó a un lado de sus piernas recargándose en ella pero mirando ahora a Deliel.

Se agachó para dejar a Deliel en el suelo y que pudiera acercarse él mismo al leopardo.

—No sé qué es exactamente, no creo que encaje como holograma, es energía pura en esencia— dijo a su hermana.

—Entonces no lo sé, alguna fiebre o algo así— dijo mirándolo molesta. —Deja ya de huir y responde lo que te pregunté— dijo irritada y confundida al ver que el brillo de sus ojos se mantenía.

Si sus poderes estaban activado, ¿en qué los estaba usando?

—Yo tampoco puedo describirlo, solo sé que es energía pura que puede ser vista y puede ser tocada— dijo sonriendo aliviada y feliz al ver a Deliel tan emocionado.

Bellux se dejó abrazar y frotó su cabeza contra la de Deliel y luego contra la mano de Sladya.

´—Crear estos seres es el poder de Deliel, creemos que por ello la debilidad es ese horrible espectro que materializa su trauma— explicó.

—¿No llevas tú un mejor control sobre eso que yo?— respondió enojada. —Akadei, si no vas a decirme qué te ocurre dime para qué demonios me quieres aquí— dijo alzando más la voz. —Sigues excluyéndome de todo y me dejas al último, ¿por qué?— continuó con el mismo tono pero ahora añadiendo desesperación.

—Y por eso es que me has estado descuidando— dijo aun con malicia. —Es culpa mía, lo admito, pero ahí síguele de inflado como pavorreal para que veas lo que pasará— quiso reír pero consiguió resistir para no afectar su tono de fingida seriedad.

—¿Tenía una apariencia más física?— le preguntó mientras se agachaba para colocarse al lado de Deliel y estar prevenida por si le asustaba la apariencia que adquiriría ahora el leopardo. —Puede verse más como un leopardo normal y actuar como un leopardo normal— dijo mientras colocaba una mano sobre la cabeza de Bellux y él perdía esa forma etérea para volverse más sólido adoptando el pelaje de fondo plateado y las nubes propias del leopardo nublado.

—Para que formes parte de mi vida y yo de la tuya pero eso parece no importarte. Haces las cosas sin comentarme nada— dijo sin bajar su tono. —Y no te importa lo que yo pueda opinar o sentir, ¿qué otra cosa puedo hacer además de ir detrás de ti? Me estás dejando atrás— reclamó ahora furiosa caminado hacia él para acortar el espacio entre ambos y en ningún momento dejó de verlo a los ojos.

—Mmm… ¿oséa tengo que decirle lo que quiero pa´que me haga feliz? No pues ya casi está que pierde a su guerita entonces oiga, por confiado— dijo con tono que mediaba entre la seriedad y la advertencia mientras batallaba por no reír.

—Entonces lo que imitó no fue su habilidad… sino su debilidad…— dijo con tono serio, pensativa. —¿Por qué habría creado algo así?— preguntó al aire.

Bellux comenzó a lamer el cabello de Deliel y ronroneó mientras lo hacía. Con una de sus patas abrazó a Deliel para acercarlo más a él y así evitar que se le escapara, su cola mientras tanto se enroscó sobre los pies de Sladya como si también quisiera que no se le fuera.

—¿Esa es tu respuesta? ¿De verdad?— dijo ahora mas incrédula que enojada.

—Pues a ver si aquí estoy para cuando venga porque ni crea que lo voy a estar esperando hasta que se le antoje— dijo sonriendo pero sonrojada y manteniendo el tono de seria advertencia.