10. Deliel: Reclutamiento.

No había conseguido un sueño profundo pero sí un trance del que pudo salir inmediatamente al sentir los movimientos de Deliel.

Se separó un poco de él para poder verlo mejor y encendió las lámparas de los burós. Quitó la cobija y observó sus expresiones. Parecía que tenía una pesadilla y además estaba sudando.

—Ángel, tranquilo, está bien— dijo en voz baja mientras acariciaba su mejilla. —Todo está bien.

—Hola, guapo— le sonrió y se inclinó para besar su frente. —Supongo que no dormiste bien… ¿quieres comer? ¿quieres tomar un bañito?

Aguantó la risa y apretó los labios. Tomó su celular y preparó la cámara.

—Esta va para enmarcarla…— dijo con la voz contenida mientras que por dentro reía encantada y enternecida.

Sacó algunas fotografías y luego dejó de lado el celular para cubrir los piecitos de Deliel con la cobija nada más y le empezó a frotar la espalda y dar golpecitos en su traserito a modo de arrullo.

Segundos después se reacomodó junto a él y se quedó dormida nuevamente.

Mientras buscaba el cambio de ropa pensaba en lo que Arkadei podría estar tratando con Gherard. Aunque no le agradara del todo, siempre intentaba darle espacio a su pareja liberándolo de ella al menos por algún tiempo. No le gustaba pensar que llegara a verla con fastidio, no quería caer en el acoso pero era difícil hacerlo sin que pareciera un abandono.

Siempre caía en el mismo error y no sabia cómo enmendarlo. Darle espacio sin caer en el abandono… ¿Dónde estaba el límite entra una cosa y la otra?

¿Cómo cubrir sus propias necesidades sin atropellar las de él?

Negó con la cabeza. No había respuesta, nunca la había.

Se vistió tan rápido como pudo y recogió su cabello aún algo húmedo. Su celular no tenía ninguna notificación que viniera de su madre o Ireza así que supuso que Deliel seguía dormido o estaba siendo bien cuidado. Deseaba verlo, deseaba ir por él y de alguna manera lograr que le perdiera el miedo al menos a Arkadei para que pudieran conocerse, para que pudieran interactuar. Quizás así Arkadei aceptaría que lo adoptaran… Quizás…

Guardó su celular en el bolsillo de su falda y bajó a buscar a Arkadei.

Si había algo que detestaba de esa mansión era lo enorme que era y lo fácil que era perderse o no encontrar algo o a alguien. No vio a Sigrid en la cocina por lo que se imaginó que estaba o con Ireza o con su padre. Con quien fuera no podía preguntarle si sabía dónde estaba Arkadei.

Fue a asomarse al laboratorio pero no estaban ni Gherard ni Arkadei.

Mientras seguía buscando sintió su celular vibrar, lo revisó. En la pantalla, vía un chat, se veía una imagen que fungía como invitación. La invitación especial que era enviada a cada academia de baile cuando se estaba organizando un festival. En esta ocasión era para un festival folclórico en México.

Revisó otro chat y vio que la misma imagen ya le había sido enviada un día antes. Ahí estaba la notificación pero ni siquiera la había visto. Aquél chat lo compartía con el encargado directo del palacio de bellas artes de su tierra natal.

"Contamos con la participación de su ballet. Para cualquier duda ya sabe que puede llamarme."

Decía arriba de la imagen.

Regresó al chat anterior y revisó los mensajes debajo de la invitación.

"Balam, ¿qué opinas? ¿Participamos?" Escribía Ikal, el encargado del ballet más cercano al palacio de bellas artes.

"¡Sí, participemos. Siempre somos un éxito!" comentó Citlali, dirigía la academia situada en el estado vecino.

"Si participamos necesitamos que vengas, Balam." colocó Max enseguida.

Citlali:
"¿Qué se siente ser el nuevo director de la academia, Max?"

Ikal:
"Es verdad, sobre todo para la coordinación."

Max:
"Hay nuevos integrantes que querrán participar, necesitas venir para seleccionarlos, Balam."

Citali:
"¡No me ignores, Max!"

Ikal:
"Va a ignorarte si buscas pelea, Estrellada."

Citlali:
"¡No me digas así!"

Habría esperado a ver en qué acababa aquello pero no estaba de humor ni tampoco tenía tiempo. Se limitó a contestar directo y al punto.


Guardó de nuevo el celular, no había dejado de caminar y ahora ya estaba saliendo a los jardines. Le emocionaba el festival y el que su trabajo ya estuviera dando frutos por si mismo. Sin embargo no se sentía con ánimo ni con ganas de participar. Tenía su atención puesta en otros asuntos que le son más importantes.

Luego de algunos segundos llegó a la terraza donde estaba el comedor exterior. Ahí los encontró.

Se acercó por detrás de Arkadei intentando no hacer ruido para no interrumpir. Se detuvo a su lado sin invadir el espacio personal de su pareja por la misma razón.

Su atención se desvió hacia su pareja. No parecía que hubiera interrumpido y tampoco parecía que el tema que trataron hubiera sido grave. Sin embargo no confiaba.

Arkadei sabía ocultar muy bien lo que quisiera pero Gherard también. En eso ambos se parecían, especialmente si era para mantenerla fuera de sus asuntos. Ya lo había vivido una vez…

Asomó la mirada por debajo de los lentes de su pareja aprovechando que estaba a su lado. Negó con la cabeza.

—Sigrid y yo comimos algo antes de saber que ya habías llegado.

—Yo acabo de comer hace unos minutos— agregó Gherard.

Volteó a verlo. Sabía que mentía a medias. Cuando se encontraba tan absorto en su trabajo el apetito se le iba y difícilmente le pasaba bocado. No comería bien sino hasta que se relajara.

Esperó a que añadiera algo más. Algo que diera pie para que ella pudiera preguntar sobre qué hablaron. Sin embargo no lo hizo.

Debía preocuparle el estado de Gherard pero en ese momento estaba molesta con él y en la mirada que le dedicaba se lo hacía saber.

—Regresaré al laboratorio, dejé algunos equipos funcionando— se excusó para huir, lo sabía. Lo vio recoger una taza que estaba sobre la mesa. —Desirée, ¿crees que sea posible conseguir una muestra sanguínea de Deliel?

No respondió. Era posible pero esa no era la pregunta adecuada. Frunció el ceño y solamente con la mirada dio su respuesta.

—Bien, ¿puedes tomar una muestra y dejarme hacer pruebas en ella?— se corrigió.

—Si puedo conseguirla te la daré— dijo con su molestia cargada en su tono.

—Gracias— dijo sin verse afectado. —Arkadei, ¿seria posible que me dejaras tomarte una muestra sanguínea más adelante? Hay algunas cosas que quiero probar y para eso necesito muestras nuevas— explicó viendo a Arkadei solamente.

—Gracias, te avisaré cuándo las necesite— dijo antes de caminar de regreso al interior del edificio.

Quiso detenerlo y obligarlo a hablar pero de nada serviría. Nunca logró sacarle nada.

—¿Vamos a comer?— preguntó a su pareja. Eso sí podía hacerlo. —Mamá quería verte, ¿la llamamos? Deja que te vea mientras yo cocino algo, ¿qué quieres comer?

—¿También es de algo privado?— preguntó más confundida que molesta. Resopló y sacó su celular. —Me adelantaré a cocinar algo entonces— dijo dando un nuevo tironcito a su mano. —¿Comerías si es algo ligero?

Su apetito nunca estaba bien y sabía que después de lo ocurrido estaría aún menos dispuesto a probar bocado. Sin embargo debía intentar que comiera algo que le sentara bien.

Mandó mensaje al móvil de su madre para pedirle que fuera a la cocina cuando pudiera.

No sabía qué debía cocinar dado que ella misma no tenía apetito y no quería hacer algo que no fuera a caerle bien a su pareja.

Rápidamente revisó lo que podía hacer que fuera rápido y consistente. Había todo para hacer la típica sopa de tortilla y lo que completaría el plato podía ser pollo asado con ensalada.

Mientras cocinaba llegó un mensaje de su madre, iría en cuanto se desocupara. Pensó en que quizás su padre se había puesto peor que como se fue pero eso no podía preguntarlo por teléfono. Tendría que esperar hasta que viera a su madre.

Bajó el fuego para ralentizar la cocción de la comida. Arkadei se estaba tardando.

No es que desconfiara de Lucien pero sabía que muchas opiniones y forma de actuar de Arkadei podrían no agradarle y aunque fuera característica muy suya ese temperamento tan calmado, era consciente de que si se presionaban los botones correctos se le podía desequilibrar. Es amigo de Arkadei, sì, pero de todas formas no se quedaba tranquila.

Luego de un par de minutos apagó el fuego, no resistía más. La comida estaba cocinada, solo faltaba armar los platos pero eso podía hacerlo minutos antes de sentarse a comer.

Generalmente Lucien estaba en la biblioteca o en la sala de música si no se encontraba de viaje o en su habitación así que fue a buscar primero a la biblioteca y al no encontrarlos optó por la sala de música pero no tuvo que llegar hasta ella. Encontró a Arkadei en el pasillo que precede a la sala.

Se acercó primero curiosa, lo vio revisándose en el espejo decorativo que colgaba en una de las paredes. Entonces se preocupó al ver la expresión en su rostro.

—Amor, ¿estás bien?, ¿qué pasó?— se colocó a su lado y subió su mano al hombro de su pareja para pedirle que girara hacia ella para poder verlo mejor.

No pudo evitar corresponder pero no le convencían ni sus palabras ni el gesto que señaló su herida. Sobre todo esa sonrisa que pudo notar artificial.

Subió sus manos a sus mejillas y con una revisó de nuevo el golpe.

—No porque sea una comida rápida de preparar significa que no es rica— dijo casi como queja. —No fue rápido, tu te tardaste, ya debe haberse endriado— ahora sí lo dijo como reclamo. —¿Pasó algo?— volvió a preguntar.

—Quizás haya que investigar lo que rodeaba a Deliel cuando se activó su factor...— dijo pensativa.

Al no recibir respuesta o algun comentari lo vio con atención.

—¿Sabes ya qué fue lo que ocurrió?— preguntó sin dejar de caminar colocando su brazo detrás de su cintura para apoyarse en él.

Su mano se aferró con fuerza de la ropa de su pareja, sin haberse dado cuenta y detuvo su andar. No supo qué decir, sus pensamientos iban y venían hilando lo que ella había inferido desde que vio a Deliel por primera vez.

—¿Tomó una forma femenina porque eso fue lo que estuvo viendo por tanto tiempo? ¿Es la forma de su madre?— preguntó viendo al vacío.

—Pero ella no le ha hecho daño a él... por el momento lo ha protegido... ¿Sería posible que se le pudiera enseñar a Deliel a verla desde ese punto? Tal vez... tal vez así aprenda a temerle menos y de ahí podría venir el que pueda empezar a ejercer control sobre su factor...— lanzaba ideas al aire, hablaba sin que hubiera filtro entre sus pensamientos y lo que salía de su boca.

No pudo responder. Se había quedado paralizada mientras la pregunta resonaba en su cabeza.

Pensó en eso, en lo que conllevaba y se llenó de miedo. Era una pregunta que jamás se había hecho y por lo tanto jamás había imaginado una respuesta.

Las vivencias, la experiencia, los recuerdos, todo, bueno o malo, formaba parte de lo que los conformaba como personas, el carácter único de cada uno derivaba de todo eso. Sin recuerdos todo desaparece.

La idea de perderlo por borrar sus recuerdos le aterraba. Se olvidaría de ella por completo, lo perdería... Había tenido mucha suerte en lograr estar a su lado, había sido un milagro que él se hubiera enamorado de ella y sobre todo que la dejara formar parte de su vida... No podía perder todo eso, no podría recuperarlo... no iba a tener la misma suerte de nuevo...

Pero la idea de que muriera la aterraba aún más, si lo perdía así no tendría ni siquiera una mínima oportunidad de recuperarlo... Jamás…

Asintió. todo su cuerpo temblaba y sentía los ojos irritados pero asintió.

Formulaba la misma prgunta pero cambiando factores. No había hecho ningún comentario, no hubo respuesta de lo que ella respondió... Si no la ignoró entonces había esperado que respondiera un no...

¿Esperaba que prefiriera que muriera?...

—¿Qué bien podría traerle recordar todo lo que vivió?— hizo la pregunta al aire. —Sin embago borrar su memoria es matarlo y aún así no hay garantía de que un monstruo como el que lo acosa se vuelva a crear. No creo que se trate de hacer lo correcto sino de lo que se debe hacer y lo que se debe hacer es lo que nosotros decidamos...— guardó silencio unos segundos. —Deberíamos acogerlo como lo hacemos con los demás aurores, ayudarlo a que controle su factor, y cuando lo haga podrá tener una familia que sepa de su pasado, de su factor y lo ayuden mientras le brindan amor y seguridad.

No quería perderlo, no sabía que era lo correcto.

Deseaba pedirle que intentaran ser ellos quienes lo adoptaran pero no podía hacerlo.

Deslizó la mano con la que se sostenía de él y tomó su mano para guiarlo a la barra para que se sentara mientras ella servía la comida.

—No tardo— dijo liberando su mano para acercarse a la estufa y encender las mechas.

—Sí, ¿bajas los platos de esa alacena?, dos hondos y dos extendidos, por favor— pidió mirándolo rápidamente y le señaló cuál alacena mientras removía el caldo de una olla.

Él hizo lo que ella le dijo y se los dejó sobre la encimera.

Desirée cortó los trozos de pollo y los montó sobre la ensalada que ya había preparado y que colocó en los platos extendidos y de los dio a su pareja.

—Colócalos en la barra, por favor, junto con los cubiertos. Serviré la sopa. ¿Quieres que pique?