10. Clare: Reclutamiento.

El vaso que sostenía terminó quebrado en el suelo, junto a su cama. Se levantó tan pronto como pudo pero terminó en el suelo, jadeando, horrorizada y confundida.

No podía ubicar exactamente en dónde estaba ni lo que veía a su alrededor. Eran demasiadas imágenes, demasiadas sensaciones a la vez. Nada concreto pero sí pudo reconocer que fuera donde fuera se hundían en agua y tenía poco tiempo antes de ahogarse.

Lo sentía, podía llegar a él o al menos acercarse, lo más rápido y que conllevaría menos tiempo y energía sería cortar una abertura en el espacio para usarla a modo de agujero de gusano para llegar a donde lo detectaba.

Dicha abertura la creó frente a ella y la cruzó sin pensarlo. Al momento de terminar de atravesar, sus pies tocaron tierra y roca, el escenario frente a ella era un peñasco con el océano en el fondo.

Segundos después, a su lado, vio llegar a Desirée quien también había optado por la misma opción que ella.

No tuvo que decir nada. Junto con ella, Desirée se acercó a la orilla del peñasco. Sabían lo que debían hacer sin tener que mirarse siquiera.

Había terminado recargada contra el muro junto a la puerta. Las imágenes atiborraban su mente y las sensaciones le dificultaban aún más el lograr identificar en dónde estaba y cómo estaba exactamente.

No perdió tiempo en analizar lo que veía, no lo tenía. Se concentró en la unión que mantenían para lograr ubicarlo. Tampoco podía dar con el lugar exacto pero lograría acercarse bastante.

Colocó la mano en el marco de la puerta y utilizó el umbral para crear en él una abertura en el espacio, un agujero de gusano que la llevaría a donde quería sin gastar demasiada energía más que para permitirle a ella atravesar el espacio.

Lo primero que sintió fue el olor salino, el aire húmedo y la tierra bajo sus pies. Unos metros más al costado estaba Ireza. Habría llegado segundos antes que ella.

Ambas se acercaron a la orilla del peñasco y voltearon a verse.

—Yo amortiguo la caída, encárgate de encontrarlo— dijo Ireza.

—No te separes— le respondió colocándose a su lado.

Ambas saltaron al mismo tiempo de forma erguida y mientras tomó aire vio a Ireza dirigir su mano hacia abajo y el sonido del aire siendo desviado le indicó que caerían con suficiente fuerza para sumergirse una gran distancia pero protegidas con el bucle de aire que creaba Ireza no golpearían la superficie como la gravedad que deberían.

La baja temperatura del agua le hizo apurarse más. Al caer al agua Ireza se encontraba aún en medio de las burbujas creadas por el bucle que usó pero ella había quedado fuera de eso gracias a que se había empujado para quedar algunos centímetros más sumergida que Ireza.

Se reunió con ella y buscó su boca con las manos para crear una burbuja de aire que le permitiría respirar por algunos minutos. Misma burbuja que creó para ella.

Ambas giraron hacia todos lados sin lograr encontrar el auto hasta que el agua dejó de sacudirlas por el movimiento que causaron al sumergirse.

Pudo localizar el auto y hacía el se dirigió. De reojo pudo ver que Ireza la siguió segundos después.

Ella rodeó el auto por arriba y alcanzó a sujetarse del espejo lateral del conductor. Ireza hizo lo mismo pero por el lado del copiloto.

Lo encontró. Buscó la manera de abrir la puerta pero la presión del agua no se lo permitía, podía ver que adentro aún no estaba completamente lleno de agua y vio… que algo le ocurría a Arkadei.

Estaba paralizado…

Desde donde estaba pudo ver que Clare decía algo pero no pudo distinguir del todo lo que era.

Sabía que si Arkadei había visto los ojos de Clare, los efectos le durarían minutos y una de las consecuencias era el que no pudiera respirar. Esa era su prioridad, liberarlo al menos unos segundos para que pudiera respirar.

Se ancló al auto usando sus pies para gancharse de la parte baja del auto y agachó la mirada y la centró en Arkadei no solo para poder ver cuando pudiera moverse sino también para evitar ver por error los ojos de Clare.

Pausó los efectos por unos segundos, vio que su pecho se hinchara llenándose de aire y lo exhalara, esperó a que lo hiciera de nuevo y se quedara con oxígeno en sus pulmones antes de dejar, más que reticente, que los efectos del veneno se apoderaran de él de nuevo.

Volteó a ver a Ireza, quien esperaba a que le indicara que podían empezar a jalar el auto hacia la orilla. Le hizo varias señas para darle a entender indicaciones específicas.

"Necesitan ya la burbuja de aire".

Vio a Ireza asentir antes de agacharse al nivel de la ventana de Clare; ella hizo lo mismo pero para ver de nuevo a Arkadei.

Ambas crearon la burbuja de aire que les cubrió boca y nariz a los dos. Cuando el auto terminara de inundarse al menos podrían seguir respirando.

Volteó a ver a Ireza de nuevo para confirmarle que estaba lista. Ireza asintió y vio que le hizo una señal para indicarle que tomaría la parte de atrás de auto.

"Usemos la misma corriente del agua. Solo un empujón". Le pidió.

Ireza volvió a asentir. La pelinegra se colocó detrás del auto y ella en el frente.

Esperaron a estar bien colocadas y testearon la condición del auto para ver que no estuviera atorado con nada. Entonces manipularon dos remolinos de agua debajo del auto para despegarlo del fondo y acompasaron ambos a la misma corriente que tenía el agua por si misma para maximizarla y dejarla que sola moviera el auto.

Con cuidado y sin arriesgarse a manipular de más los poderes de Arkadei, se dejaron llevar por el agua hasta que los varó en la orilla sacando más de la mitad del auto del agua. Únicamente la parrilla y llantas delanteras quedaron aún dentro.

Abrió la puerta de Arkadei al mismo tiempo que pausaba de nuevo los efectos del veneno para dejarlo respirar. Las burbujas de aire se deshicieron en cuanto el agua dejó de cubrirlas. Empezó a revisar con desesperación a su pareja.

—Amor, ¿estás bien? ¿Puedes respirar?— revisó su cabeza buscando heridas abiertas o golpes.

Encontró un corte en su frente y de inmediato colocó su mano no solo para detener el sangrado sino para saber qué tan grave era.

—¿Me escuchas? ¿Te golpeaste la cabeza? ¿Cómo están tu espalda y tu cuello?— preguntó por demás preocupada mientras lo examinaba con su característica minuciosidad.

Revisó desde afuera la condición de ambos y del auto en si, necesitaba saber cómo estaba la estructura del BMW antes de intentar moverlo. El frente estaba aplastado, no podía contar con que no se metiera más agua al interior cuando lo movieran. La carrocería había aguantado lo necesario manteniendo la cabina relativamente bien pero el auto estaba bastante dañado.

Deberían considerar moverlo teniendo cuidado de no dejar que el agua aplaste más el metal. Si por dentro había partes sueltas y encima estaba inundado…

Pudo escuchar que Clare decía algo a Desirée

"¿Puedes llevarlo?"

¿Era eso lo que decía?

Desirée ya atendía a Arkadei, pudo ver que por segundos se movió con normalidad y sobre todo se aseguró de verlo respirar.

Golpeó con sus nudillos el cristal de la ventana de Clare pero apartó la vista antes de que ella volteara. Colocó la palma de su mano sobre la superficie del vidrio y creó cientos de pequeñas burbujas de aire que manipuló para dejar un claro mensaje para Clare.

"Los sacaremos con todo y auto. Cierra los ojos y comienza a respirar en cuando sientas que el agua ya no cubre ni tu boca ni tu nariz".

Mientras mantenía el mensaje para que Clare lo leyera, buscó la mirada de Desi para saber cuándo podrían empezar a sacar el auto. La castaña le indicó con señas lo que necesitaba informarle.

"Necesitan ya la burbuja de aire".

Ella asintió y con cautela se agachó para ubicar el rostro de Clare. Tan pronto lo hizo y pudo inferir en dónde estaban su boca y nariz, le creó la burbuja para que pudiera respirar y apartó la mirada de nuevo para buscar la de Desirée.

"Tomaré la parte trasera del auto". Informó.

"Usemos la misma corriente del agua. Solo un empujón". Le pidió Desirée luego de asentir.

Nadó hasta la parte de atrás del auto y se sujetó de la cajuela para evitar flotar y poder pisar el fondo sobre el que se apoyaban las llantas.

Tierra y rocas, era lo suficientemente sólido como para poder empujar el auto hacia arriba si nada lo estaba atorando.

Esperó a que Desirée se pasara al frente del auto para poder revisar si nada lo mantenía anclado.

En cuanto sintió que comenzó a crear el primer remolino, ella creo el suyo. Una vez que levantaron el BMW y dejaron que la misma corriente lo moviera, solo era cuestión de esperar a que llegaran a la orilla.

En cuanto sus pies tocaron tierra se pasó a la puerta de Clare y la abrió para drenar el agua. Evitó toparse con su mirada y sólo con el tacto le palpó sus costillas, cuello y cabeza.

—Tienes un corte… ¿Lo sientes? ¿Sientes dolor en alguna parte específicamente?— preguntó pues necesitaba saber si, a pesar del golpe por la caída, lograba mantenerse estable o si por el contrario estaba más herida de lo que aparentaba y no podía moverse demasiado.

—Está bien, Clare está bien, tranquilo—dijo en cuanto entendió que quería saber de ella.
 
Lo revisó una vez más presionando sus costillas y palpando su cuello revisando que tuviera movilidad y pudiera sostenerse.
 
—Amor, escucha, estoy usando tu habilidad para pausar los efectos de la parálisis y asegurar que puedas respirar pero debo dejar de hacerlo unos momentos, aguanta, por favor— le dijo con voz clara intentando llamar su atención y que entendiera lo que decía. —Aquí estoy, no me iré, solo aguanta, por favor— volvió a pedirle antes de retirar el poder y dejar que los efectos de la parálisis regresaran.

—Después veremos qué fue lo que pasó, no te preocupes. Arkadei está bien, Desirée ya lo ha atendido— le informó. —Necesitamos sacarte del auto y ver si tienes más heridas, te ayudo— dijo con voz calma mientras colocaba uno de sus brazos detrás de la cintura de Clare para sujetarla bien y ayudarle a bajar. —Apóyate en mi, no intentes sostener tu peso por ti misma— le pidió.

—Estás muy fría, por eso no puedes sentir si tienes más heridas o no— siguió revisándola y luego de chequear su cabeza de nuevo empezó a frotar la parte trasera de su espalda. —Pero parece que no te has roto nada— dijo con tono aliviado. —Esas trenzas… te las hizo Sigrid, ¿no?— dijo mientras le acomodaba las trenzas por encima de los hombros para poder frotar ahora sus hombros en un intento por estimular la producción de calor. —Prepárate para su minuciosa revisión, no te la vas a quitar de encima una vez que te vea. Ah, y también prepara tu estómago porque te va a atiborrar de comida y bebidas calientes altas en calorías— dijo con un tono que mediaba entre una real advertencia y una broma.

—Ireza, ven— se escuchó la voz apurada de Desirée.

—Voy— respondió de inmediato en voz alta. —Espera aquí un momento, enseguida regreso— le pidió con calma antes de levantarse y correr hacia el otro lado del auto.

Vio cómo los efectos de la parálisis de nuevo se apoderaban de él y con dolor resistió el deseo de pausarlos de nuevo.

No podía hacerlo. No podía agotarlo hasta tal punto. Debía mediar entre no terminar por matarlo por agotar su energía o por no dejarlo respirar.

—Ireza, ven— pidió en voz alta.

—Voy.

Sujetó por los hombros a Arkadei para jalarlo contra ella y soportar su peso para poder empezar a bajarlo del auto pero la fuerza de la parálisis dificultaba más las cosas. No podía sola.

Contó cada segundo que él no respiraba. Un conteo tan exacto como lo sería un cronómetro.

Ireza apareció cinco segundos después de que la llamó.

—Ayúdame a bajarlo— le pidió.

Ireza se introdujo por ese lado del auto y jaló con fuerza a Arkadei para ayudarla a inclinarlo hacia ella. Entre las dos, con difcultad, lograron sacarlo y lo llevaron a la arena seca, unos metros detrás del auto. Lo recostaron sobre el suelo.

—¿Cuánto tiempo dura la parálisis?—preguntó Ireza.

—Algunos minutos pero no sé desde hace cuánto empezaron— respondió arrodillándose al lado de Arkadei. —Voy a pausarlos unos segundos, necesito que respires profundamente, amor—le rogó a Arkadei colocando sus manos sobre sus mejillas.

Escuchó que Ireza se alejó, no supo a dónde pero imaginó que regresaba con Clare.

No tenía ni idea de lo que había pasado pero era demasiado extraño. Arkadei jamás habría tenido un accidente como ese…

Observó con atención asegurándose de que pudiera respirar de nuevo y respirara profundamente. Sintió un gran alivio al ver que intentaba moverse por si mismo y suspiró un poco aliviada.

Vio que le molestó el sol mientras intentaba dirigir su mirada en alguna dirección y después se giró encogiéndose en si mismo. Sabía que seguía sufriendo aunque ya tuviera cierta movilidad.

Dejaría de usar los poderes de su pareja pronto así que se movió para cubrir su rostro con su propia sombra y con cuidado lo sujetó de los hombros y nuca para apoyar su cabeza en su regazo y que, así encorvado, pudiera abrazarse de ella y estuviera más cómodo.

—Pasará… pronto pasará, mi vida— le dijo en un tono que intentaba ser calmo pero la preocupación de todas formas lo invadía.

Suspendió el uso de sus poderes y pasó su brazo izquierdo por detrás del hombro de su amado y lo dejó ahí para sujetarlo y evitar que se deslizara de su regazo. La mano derecha se deslizó por detrás de su nuca y sujetó su cabeza con el mismo objetivo.

Se sentó al lado de Clare y sin preguntar se recargó ligeramente en ella no solo para ayudarle brindándole un poco de calor sino porque podía leer su postura y todas las señales que, quizás sin querer, daba sobre lo que estaba sintiendo.

No podía culparla por lo que había pasado. No sabía lo que había ocurrido pero sí sabía que no era culpa de Clare; lo sabía y estaba segura de ello porque Arkadei simplemente no se habría descuidado jamás. Algún factor externo había causado todo y ese factor también había afectado a Clare.

Lo único que podía hacer era esperar junto a ella a que Arkadei se estabilizara. No dejar que Clare se aislara ni se quedara sola con el sin fin de pensamientos y emociones que seguramente la estarían atacando.

Ella misma se encontraba también turbada y ahora que ya todo estaba pasando y Arkadei empezaba a recuperarse… Pudo ver bien lo cerca que estuvo de perderlo. Si hubieran llegado tan solo un minuto más tarde…

—Sobrevivirá— respondió no solo para Clare sino para ella. —Sufre los efectos de la parálisis pero Desirée le ayuda a sobrellevarlos— dijo con honestidad pero con un tono de voz que mezclaba claridad y comprensión. —Se recuperará, Arkadei es fuerte, tan orgulloso como terco, no te preocupes. Dentro de poco lo tendrás enfrente diciéndote lo especiales que son tus poderes y lo geniales que serán una vez que los veas como un don. Yo misma estoy impresionada— continuó dándole un pequeño empujoncito. —Quizás no es el momento y posiblemente no lo tomarás bien pero igual quisiera decírtelo. De entre todas las criaturas mitológicas, la medusa siempre me ha parecido de las más increíbles y hermosas. Su habilidad es casi poética: está ubicada en sus ojos y se dice que los ojos son la ventana del alma. Visto así se puede decir que Medusa decide de quién protege su alma y a quién le permite que la vea. Su belleza es incomprendida por la mayoría de las personas pero, algunas otras sabemos apreciarla.

—Es cierto, y tiene que hacerlo…— dijo mirando hacia donde estaba su hermano. —Después de todo, el tesoro que protege con ese poder es invaluable. Si esta visión de una Medusa poética es la correcta o no… Eso sólo dependerá de ti, linda. El don ya lo tienes, ahora sólo es cuestión de que lo aceptes tal y como es, y lo desarrolles para convertirte en esa Medusa que no sólo se protege a si misma, sino a todos aquellos que quiere guardar como guarda su alma— terminó dándole de nuevo un ligero empujoncito. —Mi nombre es Ireza. Lamento no haber ido a saludarte antes, mis horarios son algo curiosos.

Se aferró a él y lo abrazó tan fuerte como pudo intentando así ayudarle con el dolor que regresaba como si acabara de instalarse en él.

Se llenó de miedo al ver que el dolor había vuelto con más fuerza. No era lógico que en lugar de ir disminuyendo, aumentara.

Creía haber entendido el funcionamiento del veneno que inocula la mirada de Clare pero ahora se daba cuenta de que estaba lejos de ser así. Algo había pasado, ese factor externo había obrado estragos que continuaban como si nunca fueran a terminar.

Arkadei estaba al borde de la muerte y ella no sabía qué hacer. Había procedido como creyó que era lógico y aún así no había funcionado. Lo único que había logrado fue hacer que él sobreviviera para seguir sufriendo.

¿Dónde estaba la tan especial habilidad de un eslabón?

Ahí, aferrada a su amado mientras agoniza, ahí, sin poder hacer nada como siempre, ahí, tan inútil como siempre.

¿Ese era el objetivo de los eslabones? ¿No poder hacer nada? ¿Ser una extensión defectuosa de las habilidades del auror al que se mantenía unida?

Que idiota había sido cuando creyó que era especial por ser uno. Que estúpida al haberse sentido única por lograr una conexión que casi nadie conseguía, una conexión que no servía cuando de verdad se necesitaba.

Y encima de todo eso también era una cruel verdugo que alargaba la tortura de la víctima y se queda quieta, observándolo todo pues no podía hacer nada más.

Mantuvo los ojos abiertos, atentos como sus demás sentidos a todo lo que él manifestaba mientras lloraba la impotencia, el miedo y la desesperación de saberse una vez más, tan inútil como no ha dejado de serlo nunca.

Sus uñas se clavaron en la ropa de Arkadei y lo mantuvo pegado a ella, con fuerza lo abrazaba sin decir nada, sólo quedándose ahí con él mientras esperaba pocos segundos en espera de una leve mejoría antes de decidirse por dejarlo inconsciente…

Arriesgándose a que nunca más fuera a despertar…

Escuchó a su hermano gritar y en automático tensó su cuerpo y estuvo a punto de levantarse penando que algo más pasaba pero por lo que pudo ver, era lo mismo.

Seguramente Desirée había retirado el poder que pausaba los efectos de la parálisis.

Se sintió tan impotente, tan inútil. ¿De qué servía ser eslabón si solo era como un remedo de auror que tiene poderes que no son propios y que encima no puede usarlos para ayudar cuando se necesita?

¿Cuál es entonces el objetivo de los eslabones si no es para ayudar a quienes les prestan sus poderes?

Si los aurores tienen dificultades no sabiendo cuál es su objetivo o la razón de su existencia, los eslabones lo tenían peor si no se querían pensar como frenos defectuosos, ladrones de poderes o incubadoras.

¿Cuál era su objetivo cuando ni siquiera podía ayudar a su hermano? ¿Para qué sirve si ya tiene a Desirée para cubrir todas sus necesidades?

Sintió a Clare a su lado hacerse un ovillo. Había podido observar que genuinamente le afectaban los efectos que su poder causaba pero no que fuera a tal nivel.

Si ella se sentía como una inútil, Clare estaría sintiéndose como un monstruo… Todos los nuevos aurores piensan así…

Rodeó a Clare con sus brazos y la apretó contra ella no solo para obligarla a sentir que no estaba sola y que a pesar de todo había alguien que no la creía un monstruo sino para tratar de evitar que se hundiera más en esa espiral de desprecio y odio en la que los aurores suelen caer cuando ver los resultados de sus poderes.

Negó con la cabeza y sostuvo su mano para llevarla a su mejilla y ahí la detuvo, inclinándose para profundizar ese contacto.

—No lo sientas…— le pidió sonriendo. —Perdón… debí saber cómo ayudarte de un mejor modo… Casi te… casi te…— cerró los ojos con fuerza y negó con la cabeza. —Estás bien, estás bien— repitió como si fuera un mantra mientras sostenía la mano de su amado en su mejilla. —Estás aquí, estoy aquí para ti, mi sol— dijo recuperando su sonrisa.

Acarició su cabello con la mano libre y de paso también lo hizo con su oreja.

—Te amo— dijo posando su mirada en sus doradas orbes.

Sonrió enternecida, se secó las lágrimas, besó la palma de la mano de su pareja y así se quedó unos segundos.

—No fue tu culpa, fuera lo que fuera, algo externo obró aquí, no fue tu culpa. Averiguaremos qué fue y lo solucionaremos— dijo segura.

Con la mano libre acarició su rostro al tiempo que lo limpiaba y le despejaba la frente.

—Te encontré… Estás bien, estás bien— volvió a repetir. —Necesitas descansar, estamos bien, duerme un rato— le pidió acariciando su cabello. —Ireza está con Clare, ambas están bien, no te preocupes y descansa, aquí estaré contigo— aseguró sonriéndole con ternura, más tranquila que antes. —Te amo— volvió a decirle.

Siguió acariciando su rostro y su cabello en el único arrullo que podía brindar. Esperó a que se quedara dormido y hasta entonces palpó los pliegues de su saco para buscar su celular.

De reojo pudo ver a Ireza y a Clare. Ambas seguían ahí y parecían estar relativamente bien o eso hubiera pensado de no ser por la postura en la que se encontraba Clare y el abrazo que Ireza le proporcionaba.

El shock de lo que pasó debió ser tremendamente impactante para Clare, tendrían que hablar con ella para quitarle esa carga de consciencia que ya pesaba sobre sus hombros.

Marcó el número de Gherard y esperó a que atendiera, mientras lo hacía siguió brindándole caricias a Arkadei en un intento de hacerle sentir que seguía con él y así ayudarle a conciliar un sueño tranquilo.

Pero sabía bien que no lo conseguiría. La carga de ser Adalid no lo dejaba nunca tranquilo, ni siquiera cuando dormía.

—Buen día, Arkadei— escuchó la voz de Gherard del otro lado de la línea. —Es raro que llames ¿necesitas algo?— preguntó entre sorprendido y atento a lo que fuera a solicitarle.

—Gherard, soy Desi, necesito que vengas a recogernos— informó rápidamente.

—¿Desi? ¿no estaban aquí en la casa? ¿qué pasó?— asustado.—¿Están bien?.

—Estamos bien, tranquilo, solo nos quedamos sin auto y estamos empapados— dijo fingiendo un tono tranquilo para no preocuparlo más. —Te explicaré luego pero necesitamos que vengas ya. Te mandaré nuestra ubicación enseguida— se separó un poco del móvil para buscar los comandos del GPS y le envió las coordenadas a Gherard. —Las acabo de mandar. Trae la Tundra, necesitamos espacio. También mi botiquín, muchas toallas y cobijas por favor.

—Iré enseguida— dijo agitado. —¿Necesitan atención médica?

—Con el botiquín estará bien.

—De acuerdo, voy para allá, llama de nuevo si pasa algo.

—Lo haré, ten cuidado, estamos bien— pidió pues podía escuchar su agitación y sus pasos apresurados.

La llamada se cortó y ella apagó la pantalla y guardó el móvil en donde estaba.

—Ya vienen por nosotros— levantó la voz para que Clare e Ireza escucharan.

Se reacomodó con cuidado para ofrecerle mejor apoyo a su pareja y mantuvo las caricias mientras esperaban.

Desde donde estaban pudo escuchar que Desirée hablaba con alguien. Se imaginó que con Gherard por el tono que usaba.

Ya no escuchaba a su hermano. Habría caído inconsciente después de que los efectos de la parálisis terminaran.

Regresó su atención a Clare. Había sentido cómo se tensó pero aún así no se alejó de ella, en esos momentos lo que más necesitaba era no sentirse sola ni aislada. Necesitaba sentir que a pesar de todo no le temían ni huían de ella.

Estaba atravesando por una crisis que suele llegarle a cada auror en más de una ocasión y si querían ayudarla para que aprendiera a controlar sus poderes, necesitaban estar con ella en los momentos más difíciles.

Le dio tiempo a Clare, no habló pero tampoco retiró su abrazo. La dejó reponerse a su tiempo, en calma, sin interrumpirla hasta que consideró que había pasado suficiente tiempo.

—Si lo deseas puedo ir a buscarte unas gafas— dijo relajando el abrazo. —O me puedes dejar a mi ser tu lazarillo— ofreció riendo ligeramente. —Soy muy buena aunque aún no me certifican— siguió con la broma riendo ante la imagen de ella misma portando el chaleco que usan los perros de servicio.

Ella asintió y sujetó de la mano a Clare para guiarla a donde estaban su hermano y Desirée. Encontró arena solidificada a unos dos metros de donde estaban y guio a Clare a ese lugar para que pudiera sentarse sin hundirse en la arena normal.

—Espérame aquí, quizás en el auto se hayan quedado las gafas por algún lugar— liberó su mano. —Detrás de ti hay una roca de arena, puedes sentarse si quieres— le hizo saber antes de regresar al auto.

Buscó por debajo de los asientos delanteros pero no encontró nada. Se metió entre los asientos para buscar entre lo que formaba parte del compartimento trasero y buscó por todos lados hasta que encontró unas gafas de sol y regresó con Clare.

—Las encontré— dijo sonando satisfecha. —Toma— las puso en sus manos y le dio espacio.

—Ireza, ¿podrías buscar algo para cubrirnos del sol?— le pidió Deisrée.

Ella asintió y regresó al auto. El auto tenía los cristales polarizados por lo que no necesitaba de sombras internas para protegerse del sol, e incluso aunque hubiera serían muy pequeñas. Se alejó del auto rumbo a la formación rocosa que estaba a unos metros, quizás las olas habrían arrastrado algo que pudiera servir pero tampoco encontró nada. Entonces se metió entre la vegetación boscosa que bordeaba la playa. Después de unos minutos encontró una lona que alguna vez formó parte de una tienda de campaña. Agradeció que el viento la hubiera arrancado y atorado contra las ramas de los árboles.

Subió por el tronco de un árbol usando sus ramas lo suficiente hasta alcanzar una de las orillas y tiró de ella. Consiguió hacerse con ella, bajó del árbol y regresó a la playa para extenderla y revisarla bien. Estaba maltratada pero no desgastada. Sonrió contenta, había tenido mucha suerte.

Regresó a los árboles para buscar ramas caídas, tomó dos y las puso sobre la lona para poder arrastrarlas de vuelta a donde estaba su hermano.

—Enseguida vuelvo— dijo a Clare mientras se ponía de pie.

Fue hacia la camioneta y buscó las toallas que seguro pidió Desi que les llevaran. Tomó cuatro y regresó con Clare para colocarle una toalla sobre los hombros, y después fue hacia su hermano y Desi para hacer lo mismo.

—No estamos heridos de gravedad, Gherard, tranquilo, es más el agotamiento que tenemos y la molestia de estar empapados y llenos de arena— dijo acercándose a él.

—Con eso no responden mi pregunta, ¿qué fue lo que pasó?— dijo intranquilo y lo vio dirigir su mirada a Clare. —Necesito saber qué fue lo que pasó— continuó mientras se alejaba de ella para ir hacia Clare.